El arbitraje se presenta en nuestro derecho como el ámbito apropiado para la solución de conflictos para las empresas familiares debido a la complejidad que surge al combinar relaciones familiares y empresariales.
Las empresas familiares enfrentan desafíos particulares que no siempre se pueden resolver recurriendo al sistema judicial, por lo que el arbitraje,  especialmente entre pares, ofrece un medio eficaz para gestionar discrepancias sin llevar los conflictos a los tribunales.

El principio de la autonomía de la voluntad, que campea como nota distintiva en su arquitectura, impregna el procedimiento arbitral que, como todo proceso, debe cumplir con las garantías constitucionales que requiere la actuación en juicio y el correcto y pleno ejercicio del derecho de defensa.